Bajo la sombra de un árbol gigantesco, la Medellín de los años 90 se hizo presente, sin dejar rastros pasados trajo consigo el olor y los sentimientos de los habitantes de la calle que se convirtieron en un registro vivo de lo que fueron y han venido siendo durante 18 años, desde que fueron escritos y traídos a la memoria. El Contrasueño historias de la vida desechable, es una recopilación de crónicas realizadas por Carlos Sánchez Ocampo entre 1990 y 1992. Crónicas que tienen por temática los habitantes de la calle, dejando al descubierto una población hasta el momento invisible, inexistente para los lectores.
Tal y como lo afirma Juan José Hoyos “El periodismo es un viaje a pie”, que se transmite a través de los sentidos del periodista, Carlos Sánchez Ocampo es un antioqueño egresado de la Universidad de Antioquía de comunicación social, todo sus escritos periodísticos los ha realizado bajo la observación y el recorrido de los escenarios, es el autor de otros libros como:
· Yendo y viniendo y así. Reportajes a pueblos de Colombia. Con esta obra fue finalista en el concurso de periodismo Germán Arciniega. 1995
· Santificad las fiestas. Reportajes y fotografías sobre fiestas populares de Colombia.
· Argentina rostros mixtos y mutantes. Nominado en el concurso Nuevo periodismo Iberoamericano 2004.
El Contrasueño es un libro que fue escrito desde las calles donde sucedieron todas las historias que allí se narran de manera espontanea, cada frase y conversatorio que el autor incluyo en dichas crónicas, le da un toque rápido y fácil de leer y entender. Desde mi punto de vista ha sido uno de los mejores libros que he leído, disfrutando cada una de las hojas al pasar, remontándome a las calles de Guayaquil, Barrio Triste y el centro, escenarios que sirvieron de ventana para abrir nuestras mentes y conceptos de ciudadanía en Medellín.
“Los más pobres que los pobres.
Pero los más pobres de aquí son los locos, locos de verdad, y los pelaos, chinos de menos de once y diez años. Usted los ve siempre buscando en el suelo las chicharras que nosotros botamos. Eso lo corren a uno los pies, o le mueven los pantalones si uno está sentado para buscar debajo, reblujan todos los rincones del suelo y así van juntando hasta veinte y treinta chicharritas (…)”
Es difícil dejar de leer este libro e involucrarse en él, comparándolo con la metrópoli de hoy que por cierto no ha cambiado nada y cada día acrecienta más esta problemática social, por falta de investigaciones que se relacionen directamente con ella, desde su propio campo de acción, porque no todos los habitantes de la calle están locos, ni son desechables, quizás con lo único que cuentan es con su adicción al bazuco y al alcohol.
Este libro ha dejado a mi vida profesional un importante legado que me ha servido como base para continuar con investigaciones, entrevistas y lecturas acerca de los habitantes de la calle y sus estudios en Medellín, los lugares que lo realizan como: Centro día, que lleva 15 años realizando labores de rehabilitación con la población afectada. El Contrasueño me ha permitido crecer como persona y ser más analítica en mi formación humanista para entregarle a la sociedad una mejor comunicadora.
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